La enfermedad de Parkinson (EP) es una alteración neurológica caracterizada por la pérdida prematura de algunas células del cerebro muy especializadas.

La enfermedad de Parkinson suele comenzar entre los 50 y 65 años de edad, aunque existe un número reducido de casos antes de los 40 años y se le llama Parkinson juvenil. Puede presentarse tanto en hombres como en mujeres y en todas las razas. No es hereditaria ni contagiosa. Si bien esta enfermedad dificulta el movimiento, no causa parálisis. Aunque la EP es un padecimiento crónico, puede ser tratada y controlada eficazmente.

¿Cuáles son los síntomas?

Prácticamente todos los síntomas de la EP aparecen lentamente y sin seguir un orden en particular. De hecho, pueden transcurrir muchos años antes de que los primeros síntomas, como el temblor o la dificultad del movimiento, lleguen a ser algo más que una molestia.

Los síntomas típicos de los pacientes con EP son:

Temblor de Reposo: Frecuentemente es el síntoma inicial, comienza en una extremidad y después se generaliza en todo el cuerpo.

Rigidez (Hipertonía): Es otra de las primeras manifestaciones que presentan los pacientes con EP. Los músculos están rígidos y poco flexibles.

Lentitud (Bradicinesia): Los movimientos se hacen muy lentos, ocasionando que el paciente se tarde el doble de tiempo o más en realizar actividades, por sencillas que éstas sean.

¿Cuáles otros síntomas se pueden presentar?
  • Trastornos de la marcha: Se caracteriza por ser en pasos pequeños. Se pierde el balanceo normal de los brazos al caminar.
  • Trastornos del Equilibrio: Debido a las alteraciones de movimiento, los pacientes con EP tienen problemas para mantener su centro de gravedad estable y por lo tanto, están sujetos a caídas frecuentes, o pérdida del equilibrio mientras están parados o caminando.
  • Seborrea: La cara y el cuero cabelludo tienen más grasa.
  • Sialorrea: Se presenta exceso de saliva.
  • Inexpresividad facial: La cara pierde su mímica habitual.
  • Alteraciones de la voz: La voz se hace lenta, con tono bajo y ronco.
  • Depresión: En algunos pacientes con EP se observan alteraciones del estado de ánimo como tristeza y depresión.
  • El paciente que presenta esta enfermedad ve alterada, sobre todo, su funcionalidad: las actividades cotidianas las realiza con mayor dificultad y el vestirse, bañarse, abotonarse, rasurarse, peinarse, darse vuelta en la cama, utilizar los cubiertos, cocinar, manejar, etc., le toman más tiempo y puede llegar a resultarle imposible; esto hace que el paciente se aísle y se haga dependiente, así mismo su estado de ánimo se ve muy afectado.
¿Qué tan frecuente es?

La EP no es rara. Ocupa el tercer lugar en frecuencia dentro de las enfermedades neurológicas.

Se considera que la enfermedad se presenta de 150 a 200 casos por 100,000 habitantes por año en diversas partes del mundo; en México, 50 de cada 100,000 habitantes puede padecerla.

¿Cuál es la causa?

Los científicos han tratado de encontrar la causa de esta enfermedad, pero hasta ahora sólo se habla de factores que pueden tener relación con aspectos infecciosos, genéticos, envejecimiento prematuro y factores tóxicos.

Aunque la causa puede ser indefinida, se habla de un desequilibrio químico. Los síntomas de la enfermedad aparecen cuando se produce una disminución en la secreción de un neurotransmisor, llamado Dopamina. La deficiencia de esta sustancia en los ganglios basales, causa un pobre control en la regulación motora.

¿Cómo es la evolución de la enfermedad?

La EP tiene un curso crónico y progresivo. Se han podido establecer diferentes estadios clínicos que es importante conocer, ya que el manejo puede ser diferente según la etapa en que se encuentra. La clasificación de Hoehn y Yahr establece:

  • Etapa 1:Enfermedad unilateral, cuando un sólo lado está afectado, con deterioro funcional mínimo o sin él.
  • Etapa 2:Afección bilateral o de la línea media, sin alteración del equilibrio.
  • Etapa 3:Enfermedad bilateral, alteración de mínima a moderada, inestabilidad postural, pero aún independiente.
  • Etapa 4:Incapacidad grave, alteraciones de la marcha, todavía es capaz de caminar y ponerse de pie sin ayuda, sin embargo existe una incapacidad marcada
  • Etapa 5:Alteración severa e incapacidad muy marcada.
  • ¿Qué tratamiento recibe un paciente con EP?

    Como en otros padecimientos crónicos, el tratamiento de la EP debe ser continuo. El beneficio para la mayor parte de los pacientes consiste en la mejoría de los síntomas y la capacidad de mantener una actividad física adecuada. Esencialmente, el tratamiento consiste en la administración de medicamentos específicos y en la rehabilitación física.

    El tratamiento médico afortunadamente puede ayudar mucho; medicamentos como L-Dopa (Sinemet, Madopar) mejoran la rigidez, la marcha, y la postura; el temblor mejora con el empleo de Biperiden (Akinetón, Artane). El tratamiento para mejorar el estado de ánimo es a base de antidepresivos. Existen otros medicamentos utilizado para la EP como el Parlodel y Selegiline. Es importante recordar que si se dejan de tomar los medicamentos, los síntomas reaparecerán. Además, como la respuesta a los medicamentos puede ser diferente en cada paciente, una dosis eficaz para uno puede ser insuficiente para otro. Por esto, los medicamentos siempre deben tomarse bajo las indicaciones de un médico.

    ¿Es necesaria la rehabilitación física?

    El ejercicio físico, la gimnasia, la fisioterapia, actividades recreativas como natación, caminata, ayudan a conservar la actividad motora, a mejorar la postura, la marcha y sobre todo, a evitar la inmovilidad y la dependencia.

    La rehabilitación física ayudará al paciente a cambiar de actitud, favoreciendo su independencia en las actividades cotidianas.

    La rehabilitación física no intenta enseñar nuevos movimientos, sino regresar a patrones de movimientos sustituidos por movimientos parkinsonianos.

    Usted puede ayudarse a sí mismo manteniéndose lo más activo que pueda y siguiendo todas las recomendaciones de su médico. Es importante que conozca y se informe acerca de la enfermedad, que participe activamente en los programas de rehabilitación física, que se integre a un grupo de apoyo, que esté en contacto con otros pacientes, con amigos y familiares, de tal forma que no se aísle y aprenda a vivir con la enfermedad.

    Informes:

    Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “MVS”
    Departamento de Grupos de Apoyo
    Coordinadora: M en C. Yaneth Rodríguez
    Tel: 5606-3822, extensión 2016
    E-mail: HYPERLINK "mailto:gpo_apoyo@innn.edu.mx" gpo_apoyo@innn.edu.mx

    Reuniones:

    Fecha: Tercer viernes de cada mes
    Horario: 11:00 a 14:00
    Dirigido a: Pacientes y familiares
    Lugar: Sala de usos múltiples