La mayoría de los procedimientos de Medicina Nuclear son indoloros y muy rara vez se asocian con molestia o efectos secundarios significantes. En caso de que el radiofármaco se proporcione en forma intravenosa, sentirá un leve pinchazo al insertarse la aguja en la vena para la vía intravenosa. Cuando se inyecta el material radioactivo en el brazo, podría experimentar una sensación de frío que se sube por el brazo, pero por lo general no existen otros efectos secundarios.

Al ingerir el radiofármaco, posee poco o ningún sabor. Al inhalarse, no deberá experimentar una sensación diferente a la inhalación del aire ambiental o a la contención de la respiración.

En algunos procedimientos, se podría necesitar colocar un catéter en la vejiga, que podría causarle una molestia temporal. Es importante que permanezca quieto mientras se graban las imágenes. A pesar de que la Medicina Nuclear en sí no causa dolor, podría experimentar alguna molestia a causa de tener que mantenerse quieto o seguir en una cierta posición adoptada durante el diagnóstico por imágenes. A menos que su médico indique lo contrario, podrá retomar sus actividades habituales tras la exploración de Medicina Nuclear. Si son necesarias algunas instrucciones especiales, un técnico, enfermera o médico se las darán antes de que salga del departamento de Medicina Nuclear.

A través del proceso natural de descomposición radioactiva, la pequeña cantidad de radiofármaco en el cuerpo perderá su radioactividad con el paso del tiempo. Es posible que también salga del cuerpo mediante la orina o deposición durante las primeras pocas horas o días posteriores al procedimiento. Asimismo, debe ingerir unas cantidades de agua adecuadas para ayudar a expulsar el material radioactivo del cuerpo, según las instrucciones dadas por el personal de Medicina Nuclear.